Evaluación



1. CUENTO:
LA FALACIA
En un ranchito vivía un señor, su esposa y sus tres hijos. Un día el papá bajó una caja de ciruelas, mandó a su hijo mayor a venderlas al pueblo cercano a su ranchito.
El muchacho iba por la vereda cuando se encontró con un viejito de canas y barbas blancas (era un mago disfrazado de anciano) quien le preguntó al muchacho: —¿qué llevas en esa caja hijo? —, ­y el muchacho, pensando que le iba a pedir una ciruela, le respondió: ­—llevo piedras­—, el anciano le contestó: —pues piedras venderás hijo­—. El muchacho siguió su camino hasta llegar al pueblo. Fue grande su sorpresa cuando destapó la caja, eran puras piedras, las tiró y regresó a su casa. Cuando llegó su papá le preguntó: — ¿y el dinero de la venta?—, el muchacho respondió: ­—me tropecé y cayeron todas las ciruelas al barranco —.
El padre muy enojado pidió otra caja, y esta vez mandó a su hijo mediano a venderlas. Yendo el joven por la vereda se encontró con el mismo viejito, que le preguntó: ­—¿qué llevas en la caja hijo? —, y el muchacho, pensando que le iba a pedir un poco le contestó: —llevo carbón—, y el viejito le contestó —pues carbón venderás hijo —. El muchacho siguió su camino hasta llegar al pueblo, cuando destapó su caja, las ciruelas se habían convertido en carbón. Al llegar a su casa le mintió a su padre, diciendo que por un descuido le habían robado toda la fruta.
El padre se puso triste porque no podía creer lo que le habían dicho sus hijos.
El hijo menor al darse cuenta de lo que había sucedido, fue por una caja de ciruelas, unas maduras y otras verdes, y posteriormente le pidió permiso a su padre para ir a venderlas. En el camino, se encontró con el viejito, y éste le preguntó: —¿qué llevas en esa caja hijo?­—, el muchacho respondió: ­—llevo ciruelas—, el viejecillo sonriendo, el dijo: —pues ciruelas venderás hijo—.
El joven siguió su camino hasta llegar al pueblo, y al destapar la caja se sorprendió al ver las ciruelas  maduras  y de mayor tamaño,  mismas que pudo vender a buen precio. Al llegar a su casa, su padre se asombró del dinero obtenido por la venta, sus hermanos también sorprendidos, le preguntaron
—¿viste a un viejito por la vereda? —, él contestó: —sí, y me preguntó qué llevaba en la caja, sólo contesté que ciruelas. Sus hermanos simplemente se miraron y comprendieron que debían haber sido honestos desde el principio. A partir de ese día siempre hablaron con la verdad.
                                   Armando Mukulk Canales, Escuela Benito Juárez, Quintana Roo
 
REFLEXIONA:
¿Por qué crees que el anciano preguntaba con tanta insistencia a los hermanos qué llevaban en la caja?
¿Cómo crees que se sentía el papá cuando llegaron los hermanos mayores con las manos vacías?
¿Crees que el viejecito mago les dio una buena lección?
¿Crees que sea necesario ser deshonesto para tener éxito?








2. Lee con mucha atención.


"Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, y pasaban charlando horas y horas.

El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie.

El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.

Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano:

- ¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano?

A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos.

Otros también le decían:
- ¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos?

Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión;  muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo. Sin embargo, calló para no discutir.

Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar a que el gusano lo buscara.

Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo: cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen.

El escarabajo decidió ir a verlo sin preguntar a su compañera qué opinaba.

En el camino, varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a dónde él se encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas, y así sucesivamente de otros peligros.

Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano y al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado.

El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban. Al final, entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, fué verdaderamente su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad.

El escarabajo aprendió varias lecciones ese día. La amistad está en ti y no en los demás; si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo.

También entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las limitaciones propias ni las ajenas.

Lo que más le impactó fue que el tiempo y la distancia no destruyen una amistad: son las dudas y nuestros temores los que más nos afectan. Y cuando pierdes un amigo una parte de ti se va con él. Las frases, los gestos, los temores, las alegrías e ilusiones compartidas en el capullo de la confianza se van con él”. 






Para la reflexión personal y grupal:
-Volvamos a leer el relato y describamos a cada uno de los personajes de esta historia: ¿cómo eran?, ¿qué características distinguía a cada uno?, ¿cuáles las diferencias que los separaban?, etc.
-¿Por qué se le cuestionaba al escarabajo la amistad que este llevaba con el gusano? ¿Qué pensaba este acerca de esos comentarios, y qué decisión final tomó?
-¿Qué ocurrió al final de la vida del gusanito? ¿Cómo se sintió el escarabajo, y por qué?
¿Qué aprendió acerca de esa experiencia?
-¿Y qué enseñanza nos ha dejado a nosotros?
-La Biblia, en el libro del Eclesiastés, nos dice que “un amigo es un tesoro”. Como o con qué otra palabra, término, ejemplo, etc. definiríamos nosotros a la amistad y/o al amigo?
-¿Creemos aún en la amistad? ¿y entendemos que sigue existiendo en este mundo actual tan egoísta en el que vivimos?
-¿Existen amistades por conveniencia? ¿Qué experiencia de amistad tenemos y hemos tenido a lo largo de las diferentes etapas y edades de nuestra vida?
-¿De qué modo consideramos que podemos cultivar una buena amistad? ¿ a través de que actitudes, gestos, etc.?

Con el deseo de conocer sus comentarios, sugerencias, aportes, etc., los saludo hasta la semana próxima...







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